¡Hola! te doy la bienvenida a una edición más de este newsletter, gracias infinitas por leerme.

Y ahora si, vayamos a lo que nos ocupa.

UNA EMOCIÓN

ENOUEMENT

Cuando la enfermera Bronnie Ware entrevistó a decenas de personas durante las últimas 12 semanas de su vida, les preguntó cuáles eran sus más grandes arrepentimientos. Los más frecuentes, publicados en su libro "Los cinco mandamientos para tener una vida plena", fueron:

  1. Desearía haber tenido el coraje de vivir una vida fiel a mis convicciones, no la vida que otros esperaban de mí
  2. Desearía no haber trabajado tan duro
  3. Desearía haber tenido el coraje de expresar mis sentimientos
  4. Desearía haberme mantenido en contacto con mis amigos
  5. Desearía haberme permitido ser más feliz

Algunas personas, quizá, al ser entrevistados experimentaron el deseo de viajar en el tiempo y tener una conversación inspiradora con su yo del pasado para instarles a recomponer el rumbo o para brindarle un poco de esperanza y sosiego: algo como "no te preocupes tanto, al final todo saldrá bien" o "quizá ahora no lo puedas ver, porque sufres, pero este episodio nos hará más fuertes y más sabios".

Si ese fue el caso, estas personas experimentaron una emoción llamada enouement. Enouement es una emoción un poco amarga, un poco dulce, que nos sobreviene al darnos cuenta de que nos encontramos en un punto en el que podemos voltear hacia el pasado, apreciar el camino que hemos recorrido y saber que tenemos las respuestas a las preguntas y conflictos que nos agobiaban antes, y al mismo tiempo, sabernos incapaces de comunicárselas a nuestro yo del pasado.

Y tú ¿cuándo fue la última vez experimentaste enouement? y aun más importante: ¿hay algo que ahora estás haciendo (o no) que creas que será una fuente de arrepentimiento en el futuro?

3 FRASES

Acerca de la formación de hábitos

Frédéric Bastiat, escritor y economista francés del siglo 19:

“Casi siempre sucede que cuando la consecuencia inmediata es favorable, las consecuencias posteriores son desastrosas y viceversa... A menudo, cuanto más dulce es el primer fruto de un hábito, más amargos son sus frutos posteriores”

James Clear, escritor y experto en formación de hábitos estadounidense

“Cuando dices no, solo estás diciendo no a una opción.Cuando dices sí, estás diciendo que no a todas las demás opciones. No es una decisión.Si es una responsabilidad. Ten cuidado con a qué (y a quién) le dices que sí. Dará forma a tu día, tu carrera, tu familia y tu vida.”

Albert Gray, ejecutivo de seguros de vida , escritor y orador estadounidense

"Las personas forman hábitos y los hábitos dan forma a tu futuro. Si no formas deliberadamente buenos hábitos, entonces inconscientemente formarás malos. Eres el tipo de persona que eres porque has formado el hábito de ser ese tipo de persona, y la única forma de cambiarlo es a través de los hábitos".

1 REFLEXIÓN

Me sucede a menudo, que cuando estoy en el proceso de adquirir un nuevo hábito comienzo a dudar:

¿Estoy haciendo las cosas correctas?

¿Vale la pena tanto esfuerzo?

Surge en mi, como otras veces ha ocurrido, una sensación de autosabotaje, de querer detenerme y regresar a mi estado de "comodidad" anterior.

Y entonces me canso, me siento fastidiado, me abandonan las ganas de seguir esforzándome y quiero echar todo por la borda.

Cuando eso me pasa, cuando me levanto sin ganas de meditar (por ejemplo) o sin ánimo de hacerme responsable de mis sentimientos y quiero echarle la culpa a alguien ahí afuera, por mi mal humor (porque eso es infinitamente más fácil que saberme responsable de lo que siento)... lo que hago es muy simple:

Pienso: "es mi cerebro, no soy yo, es mi cerebro el que me está poniendo en la cabeza estas dudas, porque quiere descansar, porque es mucho más fácil para él continuar repitiendo los mismos patrones de siempre que apegarse a los nuevos."

Y entonces me levantó y hago lo que me toca hacer. Lo hago aun con todas las dudas y con desgana. En esos momentos no quiero hacer cada cosa perfectamente, sólo quiero perseverar.

Este truco lo aprendí hace años cuando corría. En ese tiempo me había propuesto correr cuando menos 4 veces a la semana, 6 kilómetros cada vez.

Y habían muchos días en los que al llegar al kilómetro 3, quería detenerme, me comenzaba a sentir fatigado, me faltaba el aire, me dolían las piernas y todo eso iba acompañado de una sensación de malestar generalizado, como de hastío. Entonces me recordaba:

"Es tu cerebro el que quiere que te detengas para conservar la energía, y te está suministrando toda clase de malestares para conseguirlo. Tú sólo sigue corriendo y tu cerebro te seguirá."

Y me seguía. Al cabo de unas vueltas más, el cerebro mandaba la energía que necesitaba para seguir corriendo, calmaba los dolores e inevitablemente surgían los químicos que me hacían sentir bien (endorfinas), en lugar del cortisol (hormona relacionada con el estrés) que hacía unos minutos me estaba enviando para hacerme sentir incómodo y conseguir que me detuviera.

La lección es simple: tu cerebro es magnífico para lograr que hagas lo que desea, lo hace todo el tiempo con toda clase de trucos para hacerte sentir incómodo, dubitativo y molesto. No es que tu cerebro sea un ente malévolo, es sólo que una de sus funciones primordiales es la de controlar el gasto de energía de tu cuerpo para mantenerte con vida, de modo que siempre que le sea posible, optará por conservarla. Optará por el no esfuerzo.

Su prioridad es tu supervivencia y desde su punto de vista, es mucho mejor tener energía para otras actividades "más importantes" como buscar comida, reproducirse y defenderte. Se trata de un cerebro que fue tomando forma a lo largo de millones de años y en cierto sentido, aun vive en la prehistoria.

Así que, eso me gustaría decirte para concluir, la siguiente vez que comiences a experimentar esa sensación de autosabotaje, toma el camino fácil y échale la culpa a tu cerebro y a su lentitud para adaptarse al mundo moderno (y seguro) en el que vivimos hoy, en oposición al mundo en estado natural (y peligroso) en el que se desarrolló.

Y no te creas las dudas, no confíes en los pensamientos negativos y sensaciones desagradables que estés experimentando (que, de hecho, tu cerebro te está provocando) y haz lo que te hayas propuesto hacer.

Demuéstrale a tu cerebro quien está a cargo del show.

Gracias por leerme. Si has encontrado algo de valor en este newsletter, considera compartirlo con alguien a quien creas que le servirá leerlo.

Enviado por
José M. Reyes