¡Hola! te doy la bienvenida a una edición más de este newsletter, te agradezco infinitamente que te tomes el tiempo de leerme.

Comencemos: aquí tienes 1 Emoción, 3 Frases y 1 Reflexión para considerar esta semana.

UNA EMOCIÓN

Occhiolism

Occhiolism es la conciencia de la pequeñez de nuestra perspectiva en relación a la grandeza del vasto alcance del mundo. Este término fue acuñado en un sitio web llamado The Dictionary of Obscure Sorrows y lo definen de la siguiente manera:

"la conciencia de la pequeñez de tu perspectiva, a causa de la cual no podrías sacar ninguna conclusión significativa, sobre el mundo o el pasado o las complejidades de la cultura, porque aunque tu vida es una anécdota épica e irrepetible, solo tiene un tamaño de muestra de uno y puede terminar siendo el control de un experimento mucho más salvaje que ocurre en la habitación de al lado".

Occhiolism muy bien podría ser la emoción que muchos podríamos estar experimentando en estos días en la que el mundo parece estar convulsionando a causa del exceso de información, la pandemia, las protestas que se han desatado en Estados Unidos y los debates de racismo y discriminación que se han suscitado en buena parte de América Latina.

Por esa razón decidí elegir esta emoción para esta semana y profundizar en este tema en el resto del newsletter 🤓.

TRES FRASES

Acerca del exceso de información y el efecto que nos produce:

Nassim Taleb, ensayista y matemático libanés-estadounidense

"La calamidad de la era de la información es que la toxicidad de los datos aumenta mucho más rápido que sus beneficios."

David Epstein, autor y periodista estadounidense:

"El mundo en general se caracteriza por entornos de aprendizaje perversos, donde no se puede ver la información real. Está escondida de nosotros. La retroalimentación se retrasa y, a veces, es inexacta. Uno de los ejemplos es un famoso médico de la ciudad de Nueva York, conocido por su capacidad de predecir que los pacientes contraerían fiebre tifoidea. Él les palpaba la lengua y predecía la enfermedad, semanas antes de que los pacientes tuvieran un solo síntoma, una y otra vez. Como dijo uno de sus colegas, él fue el portador de tifoidea más productivo [...] porque le estaba dando a sus pacientes fiebre tifoidea con las manos. Ese es el extremo de un entorno perverso donde la información te enseña exactamente la lección equivocada"

Thich Nhat Hanh, es un monje budista vietnamita y activista por la paz.

"Sin miedo, somos capaces de ver con más claridad nuestras conexiones con otros. Sin miedo, tenemos más espacio para la comprensión y la compasión. Sin miedo, somos realmente libres.

UNA REFLEXIÓN

Hoy te quiero presentar a un amigo imaginario. Se llama Juan.

Juan tiene un problema: en los últimos días se ha sentido perdido, abrumado y confundido con todas las noticias que ha leído. Literalmente, es como si hubiera abierto la llave del agua y no supiera como cerrarla y poco a poco todo se estuviera inundando a su alrededor.

Apenas es Junio -piensa- ¿qué más va a pasar? -tal como Juan ve las cosas, el mundo está fuera de control:

Una pandemia que ha sumado un millón de infectados en una sola semana, mientras la gente ignora las restricciones como si nada pasara... ¿qué les pasa? reflexiona Juan.

Al día siguiente lee que hay personas circulando el rumor de que en octubre habrá una segunda ola del virus... -¿cómo pueden saberlo? ¿ni siquiera ha terminado esta y ya anuncian un nuevo brote? -Se cuestiona, Juan. Él sabe que no hay manera de comprobar esos rumores, pero es un humano y confundido como está, no puede evitar sugestionarse.

Días después, EEUU entra en caos, lee por todos lados que un afroamericano llamado George Floyd fue asesinado brutalmente por Policías y gente de todos lados, en ese país y en muchos otros, incluyendo México, se están manifestando de la manera que pueden.

Juan se cuestiona: ¿debería él, también, alzar la voz? ¿debería enfurecerse? ¿es un hipócrita desinteresado si no lo hace? -Él realmente quiere ayudar, pero no sabe como.

Algunas horas después, Juan siente que se destapó otra nueva coladera: por todos lados en América Latina se hablan de casos de brutalidad policiaca, de racismo e injusticias de toda clase. México no es la excepción.

Algunas de esas publicaciones tildan de hipócritas a quienes manifiestan su repudio por lo que sucede en EEUU, pero no se inmutan ante lo que sucede en sus países.

Juan está aun más confundido: ¿qué le pasa al mundo? apenas estamos a mitad de año ¿qué nos espera en los siguientes 6 meses? ¿por qué parece que hay tanto odio y confusión en el mundo justo en este momento?

Con cada día que pasa, la confusión de Juan aumenta, hay tanta información viniendo de todos lados, noticias a menudo contradictorias, negativas, cargadas de odio y furia, así que un día simplemente colapsa. Ya no sabe que hacer. Siente la cabeza pesada y el cuerpo saturado.

Juan decide hacer una pausa con la esperanza de entender que está sucediendo. Entonces, Juan descubre lo que le está sucediendo: se da cuenta de que en su afán de estar informado de todo lo que pasa en el mundo, se olvidó de si mismo.

Juan advierte que haberse dejado arrastrar por la inercia de la sobre información a la que está expuesto lo hizo descuidarse a si mismo, a su cuerpo, mente y emociones y sobre todo, lo hizo olvidar una verdad muy sencilla que a todos nos han enseñado en algún momento de nuestra vida:

Que lo mejor que podemos hacer por el mundo es trabajar en nosotros mismos, en nuestro interior y en como nos relacionamos con el mundo que nos rodea. Que llenarse de miedo, rabia e indignación no ayuda al mundo (aunque la sociedad a veces nos exija esa reacción) y que lo mejor que uno puede hacer, sin ninguna duda es trabajar en nuestro interior, pues ese, al final, es el único espacio sobre el que podemos influir y cambiar directamente.

Así que Juan optó por hacer algo distinto ese mismo día: decidió relajarse y observar como se siente, decidió observar la confusión que había en su mente para disminuirla y regresarle un poco de la armonía que había estado perdiendo a lo largo de las semanas.

Juan NO decidió retirarse del mundo y volverse un ermitaño, decidió seguir manifestándose por lo que cree, pero decidió hacerlo sin la rabia que uno se siente obligado a adoptar en momentos como estos.

Y sobre todo, tomó la importante decisión de continuar trabajando en él mismo, sin importar lo que suceda ahí afuera, pues tal como Juan tuvo a bien recordar: la mejor manera de arreglar el mundo, si alguna vez ha existido alguna, es arreglándose a uno mismo.

Gracias por leerme. Si has encontrado algo valioso en este newsletter, considera compartirlo con alguien a quien creas que le servirá leerlo.

Enviado por
José M. Reyes